Hola gente!!...aquí descargándome toda la internet, jejee...y leyendo ésto que me encantó, como ya saben para un mundo mejor es importantísimamente necesario reforzar una muy buena educación a nuestros hijos, desde casa se empieza, asi que manos a la obra. Espero hayan tenido y sigan pasando super su fin de semana largo...kisses, muaaack!
El amor incondicional a mis hijos. Mi madre me demostró que me quería infinito independientemente de quien fuera yo. Era su hija y eso bastaba. Yo soy mucho más crítica con mis hijos de lo que mi madre fue conmigo y eso me preocupa.
Espacio suficiente para que cometan sus propias equivocaciones y aprendan. Mi madre me decía: “No se puede ser mamá gallina”. Los niños si quieren aprender a andar tienen que caerse muchas veces. Quiero que mis hijos se enfrenten al mundo, sabiendo que voy a estar en la retaguardia para que el golpe no sea demasiado duro.
La ausencia total del victimismo. A mi madre le encantaba la siguiente metáfora: “Si uno se cae a la piscina y no sabe nadar, lo que tiene que hacer para intentar salir es intentar ir lo más posible hacia abajo, poner el pie en el suelo y dar una patada para salir impulsado hacia arriba y sacar la cabeza”. No me dejaba quejarme, y yo trato de hacer lo mismo con mis hijos. Si me cuentan un problema, la actitud que tomo es preguntarles: ¿Qué vamos a hacer para solucionarlo?
La conciencia social, fundamental. En casa de mis padres siempre se intentó que no hubiera nadie que pudiera sentirse mal. En ese sentido, llega la Navidad y cuando mis hijo abren los regalos les invito a pensar en todos aquellos niños que no tienen nada, ni siquiera una casa en donde dormir. Luego les pregunto ¿Qué vais a hacer por ellos? No que voy a hacer yo, vuestra madre, o que va a hacer papá, sino vosotros. Si no tienes dinero, coge tu mejor juguete y dáselo a otro niño que lo necesite”.
El trabajo ético, imprescindible. Mi padre me decía que hay que trabajar mucho y honradamente. A mis hijos, cuando me enseñan los deberes les digo: ¿Es ese tu mejor trabajo, el que quieres enseñarle a tu profesora? Si no es tu mejor trabajo, échale un par de horas más y saca lo mejor de ti mismo.”
El riesgo de una mala educación es grande, ya que los hijos terminan haciendo lo mismo que nosotros. Los invito a ver este video, realmente impactante:
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1/11/10
Para una mejor educación a nuestros hijos...
Hola gente!!...aquí descargándome toda la internet, jejee...y leyendo ésto que me encantó, como ya saben para un mundo mejor es importantísimamente necesario reforzar una muy buena educación a nuestros hijos, desde casa se empieza, asi que manos a la obra. Espero hayan tenido y sigan pasando super su fin de semana largo...kisses, muaaack!
El amor incondicional a mis hijos. Mi madre me demostró que me quería infinito independientemente de quien fuera yo. Era su hija y eso bastaba. Yo soy mucho más crítica con mis hijos de lo que mi madre fue conmigo y eso me preocupa.
Espacio suficiente para que cometan sus propias equivocaciones y aprendan. Mi madre me decía: “No se puede ser mamá gallina”. Los niños si quieren aprender a andar tienen que caerse muchas veces. Quiero que mis hijos se enfrenten al mundo, sabiendo que voy a estar en la retaguardia para que el golpe no sea demasiado duro.
La ausencia total del victimismo. A mi madre le encantaba la siguiente metáfora: “Si uno se cae a la piscina y no sabe nadar, lo que tiene que hacer para intentar salir es intentar ir lo más posible hacia abajo, poner el pie en el suelo y dar una patada para salir impulsado hacia arriba y sacar la cabeza”. No me dejaba quejarme, y yo trato de hacer lo mismo con mis hijos. Si me cuentan un problema, la actitud que tomo es preguntarles: ¿Qué vamos a hacer para solucionarlo?
La conciencia social, fundamental. En casa de mis padres siempre se intentó que no hubiera nadie que pudiera sentirse mal. En ese sentido, llega la Navidad y cuando mis hijo abren los regalos les invito a pensar en todos aquellos niños que no tienen nada, ni siquiera una casa en donde dormir. Luego les pregunto ¿Qué vais a hacer por ellos? No que voy a hacer yo, vuestra madre, o que va a hacer papá, sino vosotros. Si no tienes dinero, coge tu mejor juguete y dáselo a otro niño que lo necesite”.
El trabajo ético, imprescindible. Mi padre me decía que hay que trabajar mucho y honradamente. A mis hijos, cuando me enseñan los deberes les digo: ¿Es ese tu mejor trabajo, el que quieres enseñarle a tu profesora? Si no es tu mejor trabajo, échale un par de horas más y saca lo mejor de ti mismo.”
El riesgo de una mala educación es grande, ya que los hijos terminan haciendo lo mismo que nosotros. Los invito a ver este video, realmente impactante:
El amor incondicional a mis hijos. Mi madre me demostró que me quería infinito independientemente de quien fuera yo. Era su hija y eso bastaba. Yo soy mucho más crítica con mis hijos de lo que mi madre fue conmigo y eso me preocupa.
Espacio suficiente para que cometan sus propias equivocaciones y aprendan. Mi madre me decía: “No se puede ser mamá gallina”. Los niños si quieren aprender a andar tienen que caerse muchas veces. Quiero que mis hijos se enfrenten al mundo, sabiendo que voy a estar en la retaguardia para que el golpe no sea demasiado duro.
La ausencia total del victimismo. A mi madre le encantaba la siguiente metáfora: “Si uno se cae a la piscina y no sabe nadar, lo que tiene que hacer para intentar salir es intentar ir lo más posible hacia abajo, poner el pie en el suelo y dar una patada para salir impulsado hacia arriba y sacar la cabeza”. No me dejaba quejarme, y yo trato de hacer lo mismo con mis hijos. Si me cuentan un problema, la actitud que tomo es preguntarles: ¿Qué vamos a hacer para solucionarlo?
La conciencia social, fundamental. En casa de mis padres siempre se intentó que no hubiera nadie que pudiera sentirse mal. En ese sentido, llega la Navidad y cuando mis hijo abren los regalos les invito a pensar en todos aquellos niños que no tienen nada, ni siquiera una casa en donde dormir. Luego les pregunto ¿Qué vais a hacer por ellos? No que voy a hacer yo, vuestra madre, o que va a hacer papá, sino vosotros. Si no tienes dinero, coge tu mejor juguete y dáselo a otro niño que lo necesite”.
El trabajo ético, imprescindible. Mi padre me decía que hay que trabajar mucho y honradamente. A mis hijos, cuando me enseñan los deberes les digo: ¿Es ese tu mejor trabajo, el que quieres enseñarle a tu profesora? Si no es tu mejor trabajo, échale un par de horas más y saca lo mejor de ti mismo.”
El riesgo de una mala educación es grande, ya que los hijos terminan haciendo lo mismo que nosotros. Los invito a ver este video, realmente impactante:
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